jueves, 24 de enero de 2013

El Bolsón-Coyhaique


Nos costó mucho salir del Bolsón, bajamos por la Ruta 71, después de Empuyén avanzamos por puro camino de ripio hasta el Parque Nacional Los Alerces, ahí hay zonas para acampar a orillas de los lagos, fuimos a la Playa El Frances donde la estancia es gratuita, nos encontramos nuevamente al brasileño, al Tigre, Coty y Moly.

La playa era muy linda, había una piedra donde podíamos saltar al agua y gente buena onda, muchos de Buenos Aires, decidimos quedarnos una noche más, vi varias estrellas fugaces, desde el Titicaca no había visto un cielo de noche tan espectacular.

Momo decidió separarse del grupo. Seguimos cruzando el parque hasta Trevelín y luego hacia Chile por el paso Futaleufú, después un recorrido muy pesado de 250km de ripio hasta el Parque Queluat. Entrando a Coyhaique nos encontramos con Jim de Irlanda, un ciclista de 66 años que ha recorrido mucho del mundo, fuimos a comer al restaurante del cuartel de bomberos y nos alojamos en un campamento cerca de la ciudad.







San Martín-El Bolsón


Fue algo triste despedir a todos los ciclistas del campamento, pero es inspirador ver que hay muchos locos conociendo el mundo en dos ruedas. La última noche llegó Tom, un holandés que viene rodando de Buenos Aires, cenamos juntos y decidió salir con nosotros hacia el sur, también viene Momo, la chica belga, ella salió de su país a España y cruzó el Atlántico en velero hasta Sudamérica.

Acampamos un par de noches cerca de la ruta, como de costumbre, pasando Bariloche se frenó frente a mi una camioneta con una familia argentina que Tom había conocido unas semanas atrás en La Pampa, nos invitaron a su casa a 34km de ese punto, para pasar la noche, teníamos varias horas pedaleando, así que llegamos al otro día, una vez más corrimos con suerte, el día en la casa de la familia González estuvo lloviendo. Nos recibieron como si fuéramos amigos de años, nos duchamos, platicamos con los abuelos y los niños, cenamos juntos y dormimos en el garaje. 

Al día siguiente llegamos al Bolsón, es un lugar mágico, hay músicos y artesanos por todos lados. Fuimos al cuartel de bomberos a pedir posada, nos dejaron dormir en una construcción que tienen abandonada a un costado, ahí estaba un ciclista brasileño. Nos quedamos cuatro días, llegó Alicia y después Austin (El tigre) con Moly y Coty, todos ciclistas. 

La última noche se activó la alarma del cuartel, nunca había estado tan cerca de una, el sonido nos aturdió por completo, es penetrante y agudísimo, en pocos minutos llegaron varios voluntarios y salió el camión rumbo al punto de emergencia. Al parecer fue una fuga y no pasó a mayores.












Villarica-San Martín de los Andes


En Villarica pasamos la navidad. El profe José nos dejó dormir en un patio de la primaria 45, nos prestó un asador, colchones, una mesa de ping-pong y toda la leña que quisiéramos usar. Él vive ahí con su familia, nos trató muy bien y estuvo pendiente de nosotros durante esos días.

Salimos rumbo a Lican Ray, rodeamos el Lago Calafquen, después pedaleamos a lo largo del Lago Panguipulli, subimos a unas termas cerca de Coñaripe y fuimos nuevamente a Argentina por el Paso Carirriñe, cruzando El Parque Lanin. Esos días fueron nuestras vacaciones, pedaleamos mucho menos de lo acostumbrado, en las tardes tomábamos el tiempo necesario para encontrar un lugar cerca de un río o en la orilla de un lago para pasar la noche, intentar pescar, nadar o simplemente disfrutar de los parajes de la zona.

Llegamos a San Martín de los Andes el día 30, entrando a la ciudad nos encontramos a Jim nos dio mucho gusto verlo de nuevo, nos llevó al campamento donde también estaban Marie y Olivier de francia, Momo de Bélgica, Johann y Marie de Suiza, otra pareja de Holanda y dos parejas más de brasil, en la tarde del 31 llegó Matías, argentino. En total fuimos 16 ciclistas, compartimos la cena, las aventuras de nuestros recorridos e hicimos una gran fiesta para recibir el año.








miércoles, 23 de enero de 2013

Caracautín-Villarica


En Caracautín compramos un toldo, calcetines y guantes de neopreno, en Chile hay muchísima humedad proveniente del Pacífico que los Andes detienen y se convierte en grandes precipitaciones. Viajando en bicicleta hay que encontrar la manera de vivir lo más confortablemente posible.

Avanzamos hacia el Parque Nacional Conguillio, antes de entrar vimos el Volcán Llaima, es imponente y se ve casi durante todo el recorrido. En la pluma de acceso bromeamos con la chica encargada y la convencimos para que nos cobrara el acceso para niños.

Durante toda la ruta a Villa Rica, hay paradas de autobús con techo en forma de casita, cada vez que comenzaba a llover las usamos para esperar y comer, la infraestructura en Chile es buenísima y ayuda mucho cuando eres ciclista.