Chosmalal-Caracautin

Seguimos bajando por la Ruta 40 como 150km hasta Las Lajas, las condiciones del camino no fueron muy diferentes al tramo anterior, nos tocó una tarde con viento y arena completamente en contra, avanzamos como a 5km/h. 

En Las Lajas nos desviamos hacia Chile por la Ruta 242. Subiendo por los Andes rumbo al paso Pino Hachado vimos un par de cóndores planeando hacia nosotros, desde niño desee ver estas suntuosas aves en libertad, sin duda, de los momentos más palpitantes que me ha entregado esta aventura.

Arriba el frío es muy intenso, pasando al lado de Chile la humedad se siente desde los primeros metros, bajando por la cordillera la vegetación es abundante, los primeros dos días cruzamos decenas de ríos, es más difícil encontrar lugares abiertos para acampar, pero hemos entrado a terrenos donde no habita nadie para pasar la noche.

Hasta Caracautin casi todo el tiempo nos tocó lluvia, nos hospedamos en un Hostel donde esperamos tres días a que el clima mejorara.

Malagüe-Chosmalal

Saliendo de Malagüe entramos a La Provincia de Neuquén, ahí comienza La Región Patagonia, muchas personas me advirtieron lo duro que es el viento en esta zona y realmente es así. Tuvimos días muy pesados, empujamos las bicicletas varios kilómetros de subida, muchas veces no soporté el peso y simplemente el viento me tiraba de una.

Las fuertes corrientes en la atmósfera, cubren con vapor espectaculares formas en el cielo, al atardecer las nubes tornan a tonos cobrizos y rosados impresionantes. Varias tardes fue difícil encontrar rincones sin fuerte viento, lo primero que hacíamos al despertar era desmontar las tiendas para que no fueran rasgadas por las borrascas matutinas. Comenzamos varios días sin poder tomar café, sólo pan con dulce de leche.

Llegando a Chosmalal todo figuró mejor, había una fiesta de una primaria para niños con "capacidades diferentes" en la plaza principal, varios de ellos por la curiosidad (supongo) que nuestro aspecto y las bicis generaban se nos acercaron. La vibra de este pueblo es muy especial, en el camping había varias familias de gitanos, motociclistas y gente que ha cambiado a una vida prácticamente nómada.

Mendoza-Malagüe

Fueron cinco días de camino hasta Malagüe, el primero muy normal, los siguientes, muy especiales. Para bajar hacia el sur desde Mendoza hay 3 rutas, la que va a San Rafael, que es autopista, y dos más al Oeste, decidimos seguir por la 40, muy cerca de la cordillera de los Andes, el paisaje es tremendo pero el camino es igual en dificultad. Cruzamos más de 180km de pampa, muchos tramos con arena, subidas muy pesadas y bajadas donde había que empujar la bicicleta. El peso del equipaje aumenta si no sabes cuándo cruzarás por un arrollo o un pueblo para comprar comida.

En los 4 días vimos sólo 3 autos, muchas veces me sentí desconectado de la humanidad pero conectado con la tierra, hay valles gigantes donde pastan a kilómetros de sus corrales cabras y caballos. La cordillera al oeste, con rezagos de nieve por todas sus faldas que alimentan todo el año los riachuelos que abastecen la vida más abajo, es la primera vez que la veo tan cerca, pronto la cruzaremos para ir hacia Chile, al Distrito de los Lagos.

En Malagüe el ambiente se siente distinto, es muy cerca de Patagonia, hay más gente dedicada a la minería, agricultura, ganadería y en invierno, al turismo que la nieve atrae. Nos quedaremos un día en el camping municipal para reponernos y sacar la arena de todos lados.

Mendoza

Después de cientos de kilómetros en el desierto, la llegada a Mendoza, fue sentir de nuevo el ambiente que todos los citadinos del mundo necesitamos, Jim, Urs y yo nos sentimos muy bien al andar entre autos, tiendas, gente, plazas y monumentos. En esta ciudad hay muchísimas áreas verdes y esculturas en las calles, arboledas en cada cuadra cuidando a los habitantes de los rayos del sol.

Nos quedamos en el Hostel Huellas Andinas a dos cuadras de la plaza principal (9 de julio). Lamentablemente Jim (de USA) tiene que regresar a casa el 5 de enero, así que siguió su camino solo hacia Santiago de Chile, cruzando los Andes. Desde el primer día manifestó su negación a hablar en inglés, nos pidió hablar todo el tiempo en español, aunque tenía noción, porque domina el portugués, mejoró a pasos agigantados. Los días que estuvimos con él aprendimos mucho, lleva más de 15 años haciendo cicloturismo por todo el mundo y diario nos enseñó algo nuevo.

Después de una semana conociendo la ciudad y descansando estamos listos para seguir por la 40. Ojalá que antes de que termine el año coincidamos nuevamente con "el viejo" Jim.