martes, 27 de noviembre de 2012

Cusco-Puno


17 de octubre, 2012
Día 1. Después de una semana en Cusco, tomé mi último desayuno en el hostal, hot cake con cajeta y una telera con mermelada y mantequilla, ya me estaba hartando de esa dieta. Terminé de empacar y amarrar las cosas en la bici, 20k de equipaje + agua y comida.
A las 10am salí hacia el sureste para incorporarme a la carretera que me llevará a Puno y después a Bolivia. Mi primer descanso fue en un mercado de Oropesa tomé un caldo de pescado, compré fruta y pan de trigo. El día estaba nublado y el camino curveado con subidas de 20 ó 30 minutos y bajadas de 5, casi ningún tramo plano.
Pasé Urcos, Ttio, Quiquijana y Cusipata. A las 5pm llegué a mi destino: Checacupe, había un concurso importante de pintura, el tema: “Paisaje Andino” desafortunadamente no pude quedarme a pasar la noche ahí, todo estaba lleno y no había zonas para acampar, tuve que avanzar otros kilómetros hasta Combapata.
Día 2. Salí a las 9 de la mañana, el destino: Sta. Rosa. El día estaba completamente despejado, después de pocos minutos comencé a sentir el desgaste extra que generan los rayos del sol. El camino, mucho más recto que el primer día, pero de subida todo el tiempo, a las 10:30 estaba exhausto, paré en la primera sombra que encontré y descansé más de 20 minutos. Seguí pedaleando y descansando casi cada media hora. Tuve que recurrir al remedio Inca, hoja de coca, da energía y quita los malestares provocados por la altura.
Al rededor de las 3pm llegué a la primera bajada del día, la disfruté como nunca, al final había un balneario con aguas termales, me faltaban 30km para el destino del día pero no pude resistir y me alojé en este sitio, me cambié y me metí a la primera fosa que encontré.
Día 3. A las 8am ya estaba en la carretera, tenía que recuperar los kilómetros perdidos, el camino era de subida pero menos empinado, convidado con rectas y pocas bajadas, momentos muy largos en donde lo único que se movía sobre ruedas era yo.
Al llegar a Sta. Rosa entré a una fondita, me comí un caldo y un plato de lentejas con arroz mientras veía El Chavo. Creo que el éxito del programa en estos lares, más que al humor y la simpleza, se debe al léxico chilango, la gente se ríe de palabras que en México son comunes.
Ese día pernocté en Pukara, un pueblito rodeado de peñas con una pequeña zona arqueológica que pude ver justo antes del anochecer.
Día 4. Comencé a rodar a las 7:30. Cada día me cuesta menos levantarme, descanso más cuando me duermo madreado. Durante la mañana no pasé ningún poblado, sólo algunas comunidades de 5 ó 10 casitas que por fortuna tenían tienditas, han sido lugares muy cómodos para descansar, compro galletas, refrescos, fruta y además hay sombra y gente muy agradable que bromea en quechua, siempre se preocupan y me aconsejan.
Al llegar a Jualiaca me sentí como un puberto de Lomas Verdes en medio del patio de un Bachilleres. Es una ciudad de comercio, hay mercados por todas partes y calles que cambian de sentido cada dos cuadras. Era medio día, me tocaba descansar y comer pero preferí seguir de largo hasta alejarme bastante de ahí. Fue el único lugar de todo el recorrido en donde no me dieron ganas de quedarme.
Llegué a Puno a las 4pm. Los últimos 20km son de subida, muy empinada, pero las ganas de llegar me hicieron olvidar el cansancio, en la parte más alta, justo antes de entrar al pueblo se ve el Titicaca, me sentí como niño llegando al mar en vacaciones de verano.

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